El reto de continuar los pasos de sus dos hermanos mayores bien pudo nunca materializarse para Vladimir Guerrero.
Así como su niñez estuvo marcada por diversos obstáculos, producto de la pobreza en que se desarrolló su familia, su añorada firma para el profesionalismo atravesó por una serie de trastornos y vicisitudes que solo la voluntad y perseverancia hicieron posible que la misma finalmente pudiera materializarse.
Primero, arribó lesionado del brazo al programa de béisbol de Víctor Franco en esta demarcación, con más inclinación a formarse como lanzador que en cualquier otra posición, más adelante requirió de una estadía de siete largos meses en el complejo de los Dodgers, franquicia que lo prefería, pero como receptor, otro buen tiempo con los Yankees, equipo que veía su mejor talento siendo un pitcher, además de unos Expos de Montreal, cuyo jefe de scouts no se definía y mucho menos quería elevar su monto inicial del bono (1,500 dólares). Mientras que Texas ni siquiera se vio motivado a observarlo.
Estos hechos tenían a la familia Guerrero y al propio Franco más que angustiados y perdiendo las esperanzas de que el joven Misquea diera continuidad a los contratos ya alcanzados por sus parientes Eliezer y Wilton.
“La prioridad principal era sanarlo de su lesión, no me gustaba mucho como lanzador y entonces tras curarse lo coloque a atrapar rodados en la antesala y el campocorto, mientras pasaban los meses de esta manera se incrementaba el talento del joven jugador, quien de manera rápida fue creciendo y esto motivo a que los colocáramos en los jardines”, expresa Franco, propietario del principal programa existente en Nizao.
Las herramientas.
Un brazo de cañón era su principal herramienta de presentación, era dueño de unas condiciones naturales, espigado, su bateo era sólido, pero sus corridas por encima de 7.0 en las 60 yardas eran las dudas que tenían la diversidad de scouts que los observaban y no vieran en él a un genuino prospecto del béisbol.
Claro, Franco, su entrenador y Arturo De Freites, coordinador de Scouts de los Expos si sabían que Vladimir poseía las herramientas de buen portento, empero Fred Ferreiras, el supervisor de Scouts de la extinta franquicia se negaba a elevar su propuesta inicial por la firma del joven , quien para entonces ya contaba con 17 años.
“Era el principal jugador que tenía en el programa, de verdad no entendía el porqué tuve que batallar tanto para firmarlo”, expresa Franco al Listín Diario y quien admite que por momentos perdía las esperanzas de que Vladimir finalmente recibiera su bono.
Recuerda que luego de la primera oferta de 1,500 dólares a la misma le incrementaron 200 y de inmediato se comunicó con Eliezer, el mayor de los Hermanos Guerrero y le dio la información, en ese momento comenzaron a ponerse en precios”, Señala Franco, cuyo portafolio de peloteros incluye también a Deivy Cruz, Jesús Sánchez, Wilton Guerrero, Antonio Pérez, Juan y Marcos Mateo entre otros.
“No sé que les ocurría a las organizaciones, pues Vladimir era mi mejor mercancía, ya con los Expos enseñaba bateo de poder y average, además de un brillante brazo, mejorar su velocidad en las bases era lo más preocupante”, relata Franco. El despido de su hermano Eliezer por parte de los Dodgers lo llevó a elevar su ímpetu de convertirse en pelotero y entonces los viajes a correr en la playa de Nizao fueron más frecuentes y por más duración.
Su paciencia, el trabajar para entonces como scout en el área del Sur con los Expos, además de que De Freites siempre vio en Vladimir a un buen pelotero y esto hizo posible de que el joven Vlady finalmente llegara a u acuerdo con los Expos.
De Freites aportó para firma.
Pero, esto no se produjo hasta que con el paso de los días el virtual bono solo crecía de manera muy lenta y Franco recuerda que el día en que junto a su madre Altagracia tomaron la decisión Desde la oficina de Ferreiras llegó un incremento de 200 dólares a la firma con la cual se elevó a 2,000 el bono final. A estos se unieron 100 dólares que colocó De Freites de su propia billetera para que el pacto llegara a 2,100 dólares.
Hoy, 25 años después y exhibiendo un 95 por ciento de unas boletas que en 48 horas estarán culminadas, Vladimir, humilde como siempre expresa que no tendría inconvenientes de ingresar a Cooperstown con una gorra con dos representaciones, la de los Angelinos de Anaheim, equipo con el que permaneció seis temporadas y claro está la de Montreal, franquicia que desapareció en el 2004.
Liga Julián Paulino.
Desde pequeño y como la mayoría de los niños de esta comunidad, Vladimir fue inscrito en la Liga de Julián Paulino (Cuto), quien le brindó las primeras enseñanzas para jugar al béisbol.
pertenecer a la misma, unido a los tradicionales juegos de la época como la plaquita, jugar con pelota de goma, confeccionada con medias les convirtieron en un enamorado de este pasatiempo, claro está sin nunca pensar en que desarrollaría unas habilidades con la capacidad de alcanzar una firma para el profesionalismo.
Cerca de 10 años permaneció en la Liga de Béisbol, que con Paulino a la vanguardia aprendió los conocimientos iniciales para desempeñarse en este deporte.