El pasado mes de agosto se celebró en Tokio la Feria Internacional de Funerales y Cementerios, un evento en el que se presentaron las últimas tendencias del sector funerario. Entre las novedades que se mostraron en esta exhibición una destacó sobre el resto: un robot programado para recitar sutras capaz de tomar las riendas de una ceremonia funeraria.
El robot en cuestión es Pepper, el producto más popular a nivel internacional de la nipona SoftBank. Otra empresa japonesa, Nissei Eco, ha programado a este modelo de androide para que lleve a cabo las labores de un sacerdote budista durante un funeral.
El fabricante de productos de plástico Nissei Eco, que lleva en el negocio de lo mortuorio desde el año 2000, ofrece la posibilidad de contar con este robot en funerales por el módico precio de 50 000 yenes (375 euros), un precio inferior a lo que los nipones están acostumbrados a pagar por un sacerdote de carne y hueso para el mismo servicio.
El Japan Times indica que el sacerdote robot es capaz de recitar sutras de cuatro grandes sectas budistas del país nipón y que este servicio se dirige a clientes más seculares, en busca de alternativas a los rituales tradicionales asociados con la muerte.
El robot Pepper actuando de sacerdote
El robot Pepper actuando de sacerdote (Nissei Eco)
Que Japón cuente con este particular servicio funerario protagonizado por un robot no parece que sea un hecho fortuito; los ciudadanos de este país viven una relación muy especial con estos artilugios, cada vez más integrados en la vida diaria.
El Museo Nacional de Ciencias Emergentes e Innovación en Tokio (Miraikan) es un buen lugar en el que explorar la relación entre los androides y los nipones. En una entrevista de 2014, la comisaria de dicho museo, Maholo Uchida, comentaba a este periodista que “los japoneses creen que todo tiene un alma, un espíritu, también las máquinas”. Entre las paredes del Miraikan habitan famosos robots como Asimo, de Honda, o Kodomoroid. Este último es producto de Hiroshi Ishiguro, uno de los nombres más respetados entre los creadores de robots humanoides.
El robot Kodomoroid en el Miraikan
El robot Kodomoroid en el Miraikan (Daniel García)
El salto de las máquinas del terreno material al espiritual empieza a tomar forma en Japón con fenómenos como el de los funerales por los perros robots AIBO: A-Fun, una empresa nipona de reparación de productos electrónicos, decidió organizar una ceremonia funeraria para varios modelos de esta popular mascota mecanizada de Sony ante la falta de piezas que podrían alargar sus vidas. El primer funeral de estas características, bien documentado por la publicación Nippon.com , aconteció en julio de 2016 en el templo Kōfuku-ji de la ciudad de Isumi, en la prefectura de Chiba.
Según Nippon.com hasta la fecha se han llevado a cabo cuatro entierros de estas características.